¿CÓMO LE ENSEÑAMOS A NUESTROS NIÑOS A LEER?

Todos sabemos que los niños y las niñas aprenden desde muy pequeños a “leer” signos y símbolos que van adquiriendo cierta significación, como: logos comerciales, señales de tránsito, símbolos convencionales y otros. Estas son sus primeras experiencias de lectura, sin embargo, el aprendizaje sistemático requiere del desarrollo previo de diversas habilidades que deben combinarse.

Imagen Ejemplo
Imagen Ejemplo de Logo Comercial

El aprendizaje de la lecto-escritura es un proceso de carácter complejo ya que su dominio no se agoten la tarea mecánica de codificación y decodificación, tal como ya se ha señalado.

El proceso requiere que el niño y la niña hayan alcanzado determinados niveles de maduración con respecto a tres factores que intervienen, estos son:

  1. Desarrollo de la psicomotricidad: se refiere a la maduración general del sistema nervioso, expresada por la capacidad de desplegar un conjunto de actividades motrices.
  2. La función simbólica: la maduración del pensamiento en su función simbólica, como para comprender, o al menos sentir, que la escritura conlleva un sentido y transmite un mensaje, lo que requiere también de un determinado nivel de desarrollo del lenguaje: conciencia fonológica, conciencia semántica y conciencia ortográfica.
  3. La afectividad: se refiere a la madurez emocional que le permita no desalentarse ni frustrarse ante el esfuerzo desplegado para lograr los automatismos correspondientes a esas primeras etapas.

Muchas investigaciones señalan que este nivel se logra alrededor de los 6 años de edad cronológica, siempre que se hayan realizado actividades preparatorias (las que hablamos anteriormente “aprestamiento”), ya que la maduración no sólo depende de la edad cronológica o mental.

Estas primeras experiencias deben darse siempre en un clima lúdico y de creatividad ya que la presión de padres o profesores, ansiosos y competitivos, pueden crear formas deficientes y contraproducentes, tanto en las destrezas que se espera lograr como un rechazo por una actividad que al niño o a la niña le pueden resultar difícil y sin sentido.

El comienzo de la etapa escolar es vivido con gran ilusión por niñas y niños, a lo que se suma muchas veces la exigencia de algunos padres que esperan resultados a muy corto plazo, pero es al maestro al que le corresponde evaluar la situación y determinar el inicio y ritmo del proceso, teniendo en cuenta que es preferible esperar a que el niño o la niña alcancen la madurez que requiere.  Para este caso existen pruebas específicas que nos pueden arrojar si han alcanzado esta madurez, pruebas que pueden ser evaluadas por especialistas en aprendizaje.

Por otro lado, diversas investigaciones realizadas demuestran que aunque los niños y las niñas muestren interés por aprender a leer a temprana edad y logren hacerlo, esto no garantiza que en el futuro haya una diferencia notable entre sus logros y el de los que inicien este aprendizaje después. Lo que sí puede marcar diferencia es introducirlos en la lecto-escritura sin contar con los pre-requisitos necesarios, lo que, además de perjudicar el propio proceso de aprendizaje, puede perjudicar su autoestima, confianza y seguridad en sí mismo.

Mañana continuamos con mas información! Que les pareció? Comparta con nosotros!! 🙂

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