Los niños y niñas con un nivel bajo de autoestima usan diversas estrategias para lidiar con situaciones en las que pueden, o piensan que pueden, fracasar. Todos hacemos uso de esas estrategias en diferentes grados para lidiar con nuestras inseguridades.
Debemos darle importancia como indicadores de una autoestima débil cuando estas ocurren con demasiada frecuencia y son poco productivas o inadaptadas.
Algunas de ellas son:
- Darse por vencido y ofrecer excusas.: «Estoy muy aburrido», «Yo lo sé hacer, pero ahora no quiero hacerlo».
- Evitar las situaciones en las cuales pueda lucir mal o fracasar: participar en las actividades de la escuela.
- Racionalizar o buscar excusas para explicar el fracaso.
- Hacer payasadas o actuar como un niño menor en edad, como para reducir la importancia que tiene para él fracasar en una situación.
- Controlar a otros y decirles lo que tienen que hacer: al jugar o resistirse a que le ayuden en el momento de hacer tareas escolares y querer hacer las cosas a su manera.
- Molestar, burlarse o agredir a otros en un intento por manejar los sentimientos de frustración.
- Resistirse pasivamente: prometer cumplir ciertas responsabilidades para luego «olvidar» que tenía que hacerlas. Esta conducta es diferente del olvido que es parte de la falta de atención en los niños o adolescentes con déficit de atención. En este caso, se trata de resistirse a hacer lo que se le pidió en ausencia de distracción u olvido de un proceso. Esta conducta se llama comportamiento pasivo-agresivo.
- Negarse a reconocer aquello que le duele o le preocupa: su trabajo escolar, calificaciones, fracasar el grado.
- Buscar excesivamente la aprobación de los adultos, esforzándose por complacer y ser amable con éstos.