La impulsividad suele perdurar con el paso del tiempo. La impulsividad o la incapacidad para pensar antes de actuar, puede llevarnos a tener muchos problemas si se produce frecuentemente. El dicho dice: «Piensa y luego actúa». Un adulto que presenta síntomas de impulsividad no puede pensar con claridad en el momento. Su incapacidad para meditar las cosas con un poco de perspectiva le puede llevar a experimentar situaciones conflictivas y explosivas, tanto para su propio comportamiento con el de las personas que lo rodean.
Existen tres características que se refieren directamente a la impulsividad:
- Sé precipitan en dar respuestas ante preguntas: nunca deja a los demás terminar frases, oraciones o pensamientos. Tienen la sensación de meter la pata constantemente. Ha este tipo de comportamiento se le denomina: Impulsividad verbal y afecta de pleno las relaciones sociales de quien la padece.
- Dificultad para esperar turno: la impulsividad los hará tener una impaciencia difícil de controlar, es más podría estar haciendo una fila y le falten 5 minutos para ser atendido. El adulto impulsivo sencillamente se va.
- Entrometerse en conversaciones de otros: son aquellos que interrumpen y se entrometen hasta en conversaciones que ellos no están involucrados. Puede llegar a ofender o invadir el espacio de los otros. Llegan a ser percibidos como entrometidos y malcriados.
Cada una de estas características pueden llegar a ser controladas por el paciente, siempre y cuando sea consciente del acto y adquiera estrategias para superarlas.